Cuando una persona se siente bien desea permanecer en ese estado el mayor tiempo posible.
La practica del Yoga en las asanas, puede llevarte a un estado de bienestar, emocional, físico y espiritual (uno unido a la mano del otro), entonces una vez superada la incomodidad física, la realización de nuestras propias limitaciones y la aceptación de nuestro ser, iniciamos un viaje que nos lleva más lejos de lo hubiésemos sido capaces de imaginar. Nuestros ojos físicos a veces no ven los cambios, pero hay algo dentro que nos da bienestar.
Es así que para mi la enseñanza y la práctica del Yoga se han convertido en parte de mi alimento diario. Descubro día a día los hermosos universos que somos todos y cada uno de nosotros, y lo veo en mis alumnos, veo su evolución, veo su felicidad, su frustración cuando a veces los asanas no vienen fácilmente, pero sobre todo veo sus rostros al finalizar cada sesión y ese es un regalo.
Este año visité India una vez más, ese gran país que nos ha heredado muchas cosas, una de ellas es el Yoga, y he visitado el Centro de Yoga Iyengar de Bellur en el estado de Karnataka y donde he tomado dos semanas de clases con Sri Charan Faeq Biria, nuestro mentor para el Perú. Siempre es una gran experiencia continuar siendo alumno, seguir aprendiendo y comprendiendo, sintiendo. Fue una maravillosa circunstancia el compartir con personas de distintos países, como India, China, Ucrania, Rusia, Tailandia, Francia, Israel, Brasil, Irán, Austria, España, Malasia, Japón, Australia, Italia. Todos juntos en un mismo salón celebrando de esa manera las enseñanzas del maestro B.K.S. Iyengar, descubriendo la vastedad de sus instrucciones y el largo camino que tenemos hacia adelante, el hermoso compromiso de hacer un mundo mejor a través de nuestra propia evolución.
Ya para marzo me esperaba la ciudad de Pune, donde asistí al RIMYI (Ramamani Iyengar Memorial Yoga Institute) “la casa principal”, allí aún se siente la presencia de Guruji como cariñosamente llamamos al maestro Iyengar, y a esta presencia se le une Geetaji quien nos dejó el año pasado pero que permanece viva en todas las enseñanzas legadas por su padre. Pude tomar clases con Prashant Iyengar, Sunita Iyengar, Abhijata Sridhar Iyengar, Raya Uma Datta, Nidmarti Rajlaxmmi y las maravillosas clases de pranayama con Navas. Un mes refrescante, una vez más de vuelta a la semilla, una vez mas aprendiendo, recordando, venciendo miedos y limitaciones mentales, redescubriéndome, comprendiendo que no hay un camino absoluto, sino que a través de la aceptación se abren infinitas posibilidades para seguir creciendo y floreciendo.
La vida me regaló el arte, el teatro me regaló la danza y la danza me regaló el Yoga, el Yoga me ha dado el regalo de saber que no estamos separados, que somos uno por dentro, por fuera y con todos los demás. La danza me llevó a la India y me enseñó a amar ese país, ahora ambos la danza y el Yoga me mantienen conectada.
Sonia Bocangel
Profesora certificada por el RIMYI
Alumna y profesora del Centro de Yoga Iyengar Perú
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